domingo, 24 de octubre de 2021

CAFÉ PARA UNO

 


Casi le pido al mozo "Dos cafés".

Pero me dio un poco de vergüenza

pensar que la gente se extrañaría al ver

la otra taza, frente a la silla vacía. O que

el mozo creyera que alguien faltó 

a la cita o me dejó plantada. Así que 

dije: un café.

 

Y mientras revuelvo amorosamente la

cucharita en el líquido humeante

me parece verte caminar entre las mesas 

sonriendo como siempre, con tu casaca,

el diario en la mano y mirando con

tus ojos claros.

 

Cuánto tiempo hace que no nos encontramos?

Cuánto tiempo sin que alguien quiera saber cómo verdaderamente siento, qué me pasa ,

cómo estoy? Sin intentar juzgarme o

reprocharme; sino simplemente entenderme.

Eso es lo que más extraño de ti: la comprensión. Decirte todo. Confesarte

aciertos y errores  sin que te sobresaltes,

ni te enojes, ni me pidas explicaciones.

 

Todos los amigos se acuerdan de ti y te echan de menos. Algunos siguen viniendo a casa, otros no pero sé que se acuerdan y siempre te van a recordar.

No es necesario que te cuente las cosas en detalle, porque estás enterado de todo, estoy segura! Y aunque quisiera hablarte las palabras se me ahogan en ese lago que inunda mi garganta. Se hunden allí, no salen.

Yo sé que estás sereno y suelto como antes.

Estás ahí, con una paz que suelta pajaritos de luz sobre las cosas. Y me parece que si estás ahí, nada malo puede sucederme, porque no dejarías que nada malo me pasará.

 

 Como el mar contra las rocas, estallan mis recuerdos. Y hasta la última célula de mi cuerpo se siente desamparada en tu ausencia.

Nunca nadie me hizo sentir tan protegida, nunca nadie me ha vuelto a dar paz. 

A cada recuerdo lo subraya una línea azul de llanto y me la bebo a sorbitos con el café. 

No vi en qué momento te fuiste. 

No oí tus pasos alejándose.

 

Me sequé las mejillas con las manos, 

llamé al mozo, pagué, respiré hondo,

observé la taza solitaria y salí.

Cada tanto entro a un café y pido

"Un café para uno" y te convocó,

te siento frente a mí, te arranco de ese exilio que es la muerte y por un rato creo que la silla vacía se llena con tu presencia como un sueño.

 

( POLDY BIRD)



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