Tu agonía
La tarde se moría y en
el viento
la seda de tu voz era un piano,
y la condescendencia de tu mano
era apenas un suave desaliento.
Y tus dedos ungían un cristiano
perdón, en un sutil afilamiento;
la brisa suspiró, como en el cuento
de una melancolía de verano.
Con tu voz, en la verja de la quinta,
calló tu palidez de flor sucinta.
La tarde, ya muriendo, defluía
en tu sien un suavísimo violeta,
y sobre el lago de tersura quieta
los cisnes preludiaron tu agonía.
la seda de tu voz era un piano,
y la condescendencia de tu mano
era apenas un suave desaliento.
Y tus dedos ungían un cristiano
perdón, en un sutil afilamiento;
la brisa suspiró, como en el cuento
de una melancolía de verano.
Con tu voz, en la verja de la quinta,
calló tu palidez de flor sucinta.
La tarde, ya muriendo, defluía
en tu sien un suavísimo violeta,
y sobre el lago de tersura quieta
los cisnes preludiaron tu agonía.
Rescatar del olvido, a una de las más grandes figuras literarias, que dio el paisito Uruguayo.
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