domingo, 28 de enero de 2018


Mario en RIO MAR
 
En mis salidas nocturnas por las milongas de Montevideo, trabe amistad  con un cantor de la Típica Don Horacio, que se llamaba Humberto Márquez  y alternaba sus actividades de vocalista con un trabajo en las Droguerías Chiape. Después de muchas conversaciones mano a mano en el barrio, decidimos independizarnos, comprando un bar que se vendía en la calle Reconquista 511, allí fuimos a negociar con el propietario, quien por dicho traspaso nos pidió la cantidad de 2.500 pesos, a partir de ese momento empezó por ambas partes la búsqueda de los recursos económicos que estábamos lejos de poseer, pero agudizando nuestros sentidos, el consiguió que la Droguería le diera el despido y el resto de la mitad de su parte es decir de 1.250 pesos se lo prestó su madre, y yo que trabajaba en el Jockey Club de Montevideo, y como dicha institución, tenía caja de jubilaciones propia y en sus reglamentos decía que toda aquella persona que tuviera menos de 10 años de antigüedad se le devolvía si renunciaba al cargo, todas las aportaciones hechas durante su permanencia en dicha entidad, logré reunir la parte que a mi me correspondía aportar para la adquisición de dicho negocio.

Y en el año 1955 comenzó, nuestra actividad en el ramo de la hostelería, que por aquel entonces era muy rentable, pues Uruguay gozaba de una buena situación en la parte económica.

Por su ubicación, nuestro local enclavado en la ciudad vieja frente por frente al Templo Inglés, nos reforzaba la posibilidad de trabajar con mucha clientela de marinos, que a diario llegaban en grandes barcos al puerto de Montevideo, dichos clientes eran grandes bebedores y no escatimaban en gastos, eso hacía que nuestro negocio fuera muy rentable en esa época, lo bautizamos con el nombre de "RIO MAR".

Como vecino tuvimos la suerte de tener a un señor jubilado de peluquero del Hotel Campiotti donde trabajo durante 30 años, en dicho hotel solía hospedarse  Carlos Gardel, en sus reiteradas visitas a Montevideo, y dicho peluquero  conocido, por el apodo de "El Negro Martínez" , mote cariñoso que se usa mucho en la capital Uruguaya a las personas de tez morocha, presto sus servicios al "El Zorzal".

A consecuencia de lo difícil que le era acostumbrarse a su situación de jubilado,  asistía casi todas las tardes a tomarse un café y de paso, matar el tiempo fundamentalmente conversando y contándome historias vividas muy de cerca por él, ya que había tenido la oportunidad de conocer a grandes figuras del ambiente artístico del Rio de la Plata, que en aquel tiempo se hospedaban en dicho Hotel.

En una de las charlas siempre amenas, me conto la vida de Emilio Romero un conocido apuntador de Teatro de los años 20, que resulto ser el marido de la famosa Libertad Lamarque, de cuya unión había nacido una hija y para documentar una historia poco agradable para el Sr. Romero, me la documento con un pequeño libro escrito por este,  con el título de "MI VIDA CON LIBERTAD LAMARQUE", contaba en detalles relatados con mucha claridad lo ocurrido en una tarde en Santiago de Chile, donde estaban actuando acompañados del maestro Ricardo Malerba,  que llevaba la parte musical de la compañía que ambos habían montado.
Emilio Romero, Libertad Lamarque y la hija de ambos

La situación embarazosa en la que se vio envuelto el mencionado trío, tuvo mucho de trágica y cómica, Romero regresaba al Hotel después de haber hecho gestiones en el Teatro donde iban a actuar, y se encontró con la desagradable sorpresa que su señora se había equivocado de habitación, y estaba durmiendo la siesta semi-despierta  con el músico que la acompañaba por las noches, en su repertorio tanguero, la reacción de ella no era suicidarse sino desaparecer de dicha escena, y al estar en un entresuelo ágilmente intentó lográndolo salir por un ventanal, cayendo sobre el toldo de un puesto de frutas y verduras que había debajo, el mayor perjudicado de esa situación, fue un señor que iba transitando en ese momento por debajo de dicho toldo, que tuvo la agradable sorpresa de recibir sobre su cuerpo la actriz y cantante ya famosa anteriormente mencionada, el resultado fue traumático para el transeúnte que resultó con la fractura de una pierna, en la narración que hace años después en su libro,  cuenta como en una tarde verano, el Sr. músico y dicha Señora, habían continuado su relación amorosa y lograron arrebatarle a su hija que era todo lo que le había quedado después del hecho  acontecido, terminando su vida en un modesto puesto de frutas y verduras en el barrio de La Aguada de Montevideo, acompañándolo hasta el final de su vida la tristeza de sus involuntarios fracasos.



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