Dos Orientales, que el éxito los unió fuera de su Patria.
En 1948, gran parte de mi familia vivía en el Hipódromo de Maroñas, en su mayoría gente vinculada al turf, una prima mía veinteañera por aquel entonces, era la prometida de un peoncito del Stud de Juan Boga, conocido por el "Yeye" de apellido Suárez Leguisamo, a través de esta relación, tuve la inmensa suerte a mis 13 años, de conocer a una señora oriunda de Salto, que vivía en un barrio muy humilde por aquel entonces, llamado piedras blancas, cuyo nombre era Doña Tomasa Leguisamo de Suárez, en su juventud había tenido su primer hijo en 1903 sin haber contraído matrimonio, cuyo nombre completo fue el de Irineo Leguisamo, pocos años después, contrajo matrimonio con el padre de Irineo y tuvo cuatro hijos más, tres varones y una mujer, uno de ellos el ya mencionado "Yeye", que poco tiempo después se casó con mi prima Olga Valenzuela Espinosa, a consecuencia de esa boda, mi madre que ya había trabado una amistad bastante cercana con Doña Tomasa, conocía con muchos detalles la verdadera situación económica por la que atravesaba en aquella época dicha señora.
Sus cuatro hijos, nacidos después de su matrimonio, fueron
muy buenos trabajadores, pero con escasos recursos ayudaban a su madre, a sobrellevar mejor su
falta de posibilidades económicas.
Doña Tomasa, desde jovencita trabajo en una estancia en
Salto, limítrofe con uno de los campos del Sr. Escayola ubicado en el departamento de
Tacuarembó, donde por aquellos años, había una planchadora francesa al servicio
de dicho Sr.
Doña Tomasa Leguisamo de Suárez
Dentro de las historias que contaba la Sra, Leguisamo, mencionaba el nacimiento de un niño nacido en la clandestinidad, cuya madre menor de edad en aquella época, era de apellido Oliva, nada más y nada menos, que hermana de la Sra. de Escayola, autor del desliz, decía Doña Tomasa, que para evitar el escándalo, le dio una recompensa económica a Doña Berta Gardes que así se llamaba la supuesta madre de ese niño que con el tiempo fue conocido mundialmente con el nombre de CARLOS GARDEL.
Corría el año 1951, y comencé a trabajar en el Jockey Club
de Montevideo, donde entre muchos socios de dicha entidad, conocí a Don Alfredo
Frigerio, un elegante Sr. Turfman, al que lo unía por la misma afición una gran
amistad con CARLOS GARDEL, dicho Sr. mantuvo siempre la nacionalidad uruguaya
de "El Zorzal".
Carlos Gardel "El Zorzal"
Corría el año 1952, quien cuenta estas historias, vivía en
la calle Francisco Acuña de Figueroa, 1991, casi Venezuela, a una cuadra más
hacia el Palacio Legislativo, en la esquina de Figueroa con Guatemala, había un
bodegón ya antiguo por esa época, donde yo solía ir a tomar mi desayuno, y en
un rincón había un Sr. muy taciturno, siempre acompañado de una botella de
medio litro de vino, que seguramente no era la única que consumía en el día, que
se pasaba muchas horas en dicho local, a consecuencias de mis frecuentes idas a
dicho bar, entre a conversar con él, y un día me senté a su mesa, y se ve que
necesitaba contar las cosas, que había vivido en su juventud y que gente joven
como era yo en ese entonces, no conocíamos, empezó su charla contándome su
trayectoria deportiva, por los años 20 comenzó su carrera pugilística,
culminando con gran éxito, en las Olimpiadas de 1936 en Berlín , de a poco me
fue ampliando detalles de su vida, a medida que me fue tomando simpatía, su
nombre era Andrés Míguez, me contó que a
su manager le decían el Polo y que vivía en el barrio Palermo, también me
comentó que era empleado de U.T.E., Andrés estaba reconocido como el "Príncipe
de los Rings", por su exquisita manera de combatir, a medida que avanzaba
esa para mi interesante amistad, me fue
ampliando con mucha exactitud, episodios de su vida deportiva con una gran
riqueza vital en su pasado, me conto entre muchas cosas, que en su debut
cercano al año 30, en el Luna Park de Buenos Aires, recibió el obsequio de su
primera bata, de manos de CARLOS GARDEL
a quien según me dijo él y su manager, los unía una gran amistad de sus
primeros años, a mi me iba maravillando cada día más la gran cantidad de
vivencias que encerraba la cabeza, de aquel Sr. , yo le creí siempre las cosas que me contaba, pero
él ante la duda de que yo no me fuera
muy convencido, me prometía documentar
sus palabras, con un álbum , lleno de fotos y reportajes de sus éxitos deportivos y quienes eran sus
amigos en esa época, lamento decir, que en la época que yo tuve el placer de
conocerlo en su mesa del bodegón, sobraban sillas y faltaban amigos.
Andrés Míguez "El Príncipe de los Rings" en su plenitud, entrenando.
Foto cedida por gentileza del Sr. César Jones.
Andrés Miguez "El príncipe de los Rings" junto a Carlos Gardel en el Teatro Artigas de Montevideo.
Foto cedida por gentileza del Sr. César Jones.
Esa documentación que era un álbum de cuero repujado, que
era nada más y nada menos que toda su riqueza, me la iba a traer a la mesa para
que la pudiera ver y leer, pero no me la podía llevar ni un minuto, porque
según me contaba era su almohada, el vivía en la calla Pampas a escasos metros
del comercio donde escuchaba sus interesantes relatos, después de mucho hacerme
desear, apareció con su tesoro más preciado y empezó a mostrármelo, ampliándome
verbalmente cada instante, plasmado en aquellas fotos, que lamentablemente no
se cual habrá sido su destino, pero hoy
serían documentos, de un incalculable valor histórico, sobre los personajes que
aparecían en aquellas imágenes fotográficas, se veía a Miguez, a Carlos Gardel,
en un balcón de una vivienda de la calle Maldonado en Montevideo, donde
vivía el "Príncipe de los
Rings" en su apogeo observando un jaulón de pájaros y al mago dándoles de
comer unas hojitas que hoy me imagino serían de lechuga, innumerables reportajes periodísticos y fotográficos,
hasta que comenzó su declive personal a consecuencias de un lamentable
incidente en el que se vio envuelto en un partido de fútbol juvenil , por
defender a un jugador de un equipo de barrio que el patrocinaba.
Una vez retirado, aparece en el centro (de camisa blanca), en un bar de su propiedad.
Foto cedida por gentileza del Sr. César Jones.
De esta corta pero profunda amistad, que me profesó el
"Príncipe de los Rings" a pesar de la diferencia notoria de edad,
quede convencido para siempre, de la nacionalidad uruguaya de Gardel.
Pasan los años, y promediando mis 20, me voy a vivir al
barrio Palermo, a la calle San Salvador entre Salto y Tacuarembó, una de las
tardes de otoño, estando sentado en el escalón del zaguán de mi casa, pasa un
Sr. my elegante vestido con un abrigo de pelo de camello, que por entonces
estaba muy de moda, para los que estaban en condiciones de adquirirlo,
acompañado de un niño precioso de unos tres o cuatro años, cuando pasan por mi
lado, yo le acaricio la cabeza y el niño se entretiene unos segundos conmigo,
lo que hace detener al padre, al regreso del breve paseo iniciamos una corta charla, donde me contó el
Sr. en cuestión, que se estaba hospedando en la casa de un amigo, a tres
puertas de mi domicilio y me dijo si no lo conocía que era "El Polo"
un ex-manager de boxeo, que había sido muy amigo de su padre, que era
guitarrista, que había fallecido en el accidente de Medellín donde pereció
CARLOS GARDEL, que se llamaba Guillermo Barbieri, al pasar de los días nos
fuimos encontrando en varias tardes de aquel otoño, y me comentó que se llamaba
Alfredo Barbieri, que era actor, que estaba trabajando en el cabaret "El
Patio", ubicado en la calle Bartolomé Mitre, esquina Rincón, donde yo
casualmente, tenía una buena relación de amistad con la propietaria de dicho
local, porque era bastante asiduo, pues por los 50 presentaba las mejores
figuras artísticas, que visitaban Montevideo, asistí un par de noches, a presenciar el espectáculo
que ofrecía Barbieri, que estaba basado en monólogos, de una fina comicidad,
digna de la elegancia del personaje, ahí escuche con mucha atención los relatos
que me hizo sobre la amista de de Gardel, Andrés Miguez, su padre Guillermo y
El Polo, amistad que él siguió manteniendo, razón por la cual, en sus visitas a
Montevideo, permanecía en la casa de la calle San Salvador.
Gardel y su guitarrista Guillermo Barbieri Alfredo Barbieri
Una nueva forma de quedar cada vez más convencido, de la
nacionalidad de Carlitos.